sábado, 30 de enero de 2016

CARTA DE UNA NIÑA REFUGIADA

De 3º a 6º. Ejemplo de texto para comentar y para reflexionar sobre el drama que viven las personas refugiadas
    Durante el conflicto en la antigua Yugoslavia, las graves violaciones de los derechos humanos que se cometieron hicieron que millones de personas se convirtieran en refugiadas. Suada, una de estas personas, tenia 13 años cuando escribió esto:

    «Era una linda mañana del mes de mayo. Estaba en mi casa en mi pueblo natal de Bosnia. Estaba a punto de desayunar. A menudo oía a la gente comentar que la guerra se nos cercaba, pero no podía imaginar que me pasara a mí. Aquella mañana pasó y transformó mi vida.

    Primero oí sonidos de disparos. Luego oí los gritos de nuestra vecina. “Se llevan a los hombres” --dijo--. Mi padre salió para ver lo que pasaba. Yo salí también. Vi a muchos soldados acercándose a nosotros, chillando y pronunciando palabras indecentes. Había soldados, tanques y olor a disparos por todas partes.

    Nunca había tenido tanto miedo en mi vida. Los soldados nos hicieron colocar a nosotros, los niños, y nuestras madres debajo de un árbol. Disparaban por encima de nuestras cabezas y nos amenazaban con matarnos. Vi como se llevaban a mi padre junto a los otros hombres. Yo lloraba. Luego un soldado asqueroso cogió a mi primo Nermin y lo mató delante de mis ojos. Tenía demasiado miedo incluso para llorar.

    Quemaron muchas casas en el pueblo --la nuestra también--. Nos llevaron al campo de Trnoplje. Estuvimos allí dos semanas. Creíamos que nunca íbamos a salir.

    Dos semanas más tarde nos dejaron ir a nuestro pueblo. La mayor parte de las casas estaban quemadas, con lo cual nos quedamos en las que estaban menos dañadas. Había dos o tres familias por casa. Mi madre y yo vivíamos con mi tía y su hija».


    Suada, su madre y su tía hicieron un peligroso viaje a través de los campos de batalla para llegar a Croacia. La vida en el campo era muy dura pero para los niños, después de todo lo que habían vivido, parecía el cielo. Suada finalmente se reencontró con su padre. Luego dijeron a su familia que irían a Gran Bretaña.

    «Ahora soy muy feliz viviendo en Londres con mis padres, mi prima y sus padres. Sin embargo a menudo pienso en mis amigos y mis juguetes que dejé en Bosnia. A veces tengo pesadillas y pienso que los soldados vendrán a cogerme de nuevo. Ojalá nunca pudieran volver a asustar y matar a los niños ni a sus padres».

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